martes, 9 de julio de 2013

Entrevista capotiana a Roger Wolfe

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Roger Wolfe.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
La Costa Azul francesa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Sí.
¿Es usted cruel?
Puedo serlo.
¿Tiene muchos amigos?
No.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Devoción absoluta.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, salvo cuando el instinto de supervivencia física recomienda lo contrario, o en ciertos casos en los que decir la verdad me produciría una sensación de vergüenza ajena demasiado insoportable.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Hacer el amor es lo único que vale la pena. Después, fumar, beber té o café y mirar por la ventana.
¿Qué le da más miedo?
Mi propia ignorancia.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
No tolero la ingratitud, ni la mala educación, ni que el fuerte le pegue o le haga daño al débil.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Hubiera sido médico.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Desde hace treinta años doy un paseo vigoroso de una hora, todos los días, con el perro o con los perros (he tenido varios a lo largo del tiempo). En inglés se llama constitutional. Cuando estoy de viaje doy también mi paseo; pero sin perros no es lo mismo.
¿Sabe cocinar?
Sí. De hecho, estuve a punto de convertirme en cocinero profesional.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A William Brown, el protagonista de los libros para niños de Richmal Crompton. Si tuviera que ser sobre un personaje real (una persona, viva o muerta), elegiría a Félix Rodríguez de la Fuente.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Silencio.
¿Y la más peligrosa?
No hay palabras peligrosas, sino gente peligrosa.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Anarco-conservador y conservacionista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Más arriba he dicho que médico. Ahora añado: jardinero. Preferiría lo segundo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Soy obsesivo (si es que la obsesión es un vicio).
¿Y sus virtudes?
Soy leal.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de mi madre y mi abuela materna y las de los perros que he tenido en mi vida.

T. M.