lunes, 4 de noviembre de 2013

Entrevista capotiana a Antonio Gómez Rufo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Antonio Gómez Rufo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Mi casa.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Sin gente no concibo mi mundo.
¿Es usted cruel?
Creo que no, pero nunca se conoce con exactitud el alcance de nuestras palabras, el efecto que producen en el otro.
¿Tiene muchos amigos?
Menos que conocidos, y muchos menos que saludados. Pero tengo un puñado de amigos estupendos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La lealtad y la naturalidad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sólo lo hicieron tres en mi vida, hasta ahora. Procuro no equivocarme con un cuarto.
¿Es usted una persona sincera? 
No siempre.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En mirar. A falta de oportunidades para satisfacer otros deseos.
¿Qué le da más miedo?
Las alturas.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La idiotez. Aunque cada vez me escandaliza menos, simplemente me parece una idiotez.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Dedicarme al Derecho, que lo estudié; o a la política desde un segundo plano.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Si se presenta la ocasión, camino. Si no, nada (que no hago nada, quiero decir; no que practique natación).
¿Sabe cocinar?
No lo hago mal. Se supone que soy intuitivo, y la cocina necesita grandes dosis de intuición.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Bruto.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Inmortalidad.
¿Y la más peligrosa?
Sorry; en español, lo siento.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Infinidad de veces he soñado despierto que apretaba el gatillo de un Winchister 73 sobre alguien.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Socialista.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
En el pasado, senador romano en el siglo I a.C., en la República. En el presente, librero, entrenador de fútbol o juez de instrucción.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Fumar, tomar el sol, desear a la mujer, incluso a la del prójimo. Y ser de costumbres fijas.
¿Y sus virtudes?
Trabajador, ordenado, afectivo y rebelde. Tenaz en mis ideas. 
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Ya me sucedió, por fortuna sin consecuencias. Te ves caer vertiginosamente por un abismo sin fondo, girando a gran velocidad, incapaz de reaccionar. Angustioso.

T. M.