sábado, 25 de enero de 2014

Entrevista capotiana a Agustín Torralba

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Agustín Torralba.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Cualquier casa con porche y orientación sur en una ladera californiana con vistas al lago Tahoe.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de qué gente y depende de qué animales. Procuro ser afable con ambos.
¿Es usted cruel?
Rencoroso más bien, pero hasta eso se aplaca con los años.
¿Tiene muchos amigos?
Tuve, pero los afectos también deben revisarse de cuando en cuando para hacer limpia, poner las cosas en su sitio, soltar lastre y en definitiva, caminar ligero y con una leve sonrisa en la cara. Y eso, hay gente tóxica que lo obstaculiza si se le permite. “Ligero de equipaje” que dijo Machado.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Libertad al punto. Ni les exijo ni dejo que me exijan. Pido que sean honestos, que tengan inquietudes intelectuales, que no basen su discurso en la descalificación sistemática, que no me den el coñazo a diario, que tengan una inclinación natural a la alegría y que no hablen mal de nadie que no se encuentre presente para defenderse. Al menor atisbo de “malaintención” los borro… a la cuneta.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Solían, eso era cuando esperaba algo de ellos. Hoy no pongo fuera de mi ninguna expectativa, asumo mi responsabilidad “paraconmigo” y dado que poco o nada espero de fuera, rara vez me siento decepcionado, lo cual no significa “nunca”.
¿Es usted una persona sincera? 
NO, claro que no! Quiero poder llegar a viejo sin que me odien demasiado… jajajaja.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
En contacto con la belleza: naturaleza, libros, música, paisajes, carretera, contemplar sin más. Escribir me hace perder la noción del tiempo y a veces hasta del espacio.
¿Qué le da más miedo?
Los/as envidiosos/as, los/as frustrados/as, los/as intolerantes, los/as serviles, los/as cobardes.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La impunidad de los gobiernos corruptos, los crímenes de la banca, de los países o de la iglesia, la desfachatez de los políticos y la impasibilidad de los españoles amén de la de otros ciudadanos del mundo. Ya va siendo hora de que este país se sacuda su mezquina pleitesía y se restituya a sí mismo la dignidad. El mundo es la propiedad privada de intereses oscuros y malvados… eso me escandaliza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Siempre quise tener mi propia granja, trabajar duro y esperar al crepúsculo fumando plácidamente mi pipa… y no lo descarto.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí, claro, natación, correr y los fines de semana o monto en bici o camino por el monte.
¿Sabe cocinar?
Sí, y he disfrutado mucho con ello aunque debo reconocer que desde hace algún tiempo la apatía y una terrible falta de creativadad culinaria me han ganado la partida. Cocino menos pero friego más platos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Robert Johnson.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Alegría.
¿Y la más peligrosa?
Raza.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
¿Qué le hace pensar que no lo he hecho? Jajaja, lo que ocurre es que sí que existe el crimen perfecto, se lo aseguro… jajaja. No, ya le he dicho que con los años uno aprende que nuestros ofensores no hablaban de nosostros sino de ellos mismos. La vida es siempre un juego de espejos, el saber popular está lleno de sabias respuestas “El mundo alrevés el que lo dice, lo es”.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Permítame un verso de mi paisano José Igancio Lapido: “Que mis ojos vean pronto La Revolución”.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cazarecompensas o Indio Sioux.
¿Cuáles son sus vicios principales?
De todo quiere Dios un poquito y no hay que contravenir a Dios, ¡nooo, por Dios!
¿Y sus virtudes?
No dejo que mis sueños mueran, ni que la adversidad me derrote. Soy una especie de tentetieso (la palabreja puede tener varias lecturas, jajaja).
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Aprendí a nadar en un río, me enseñó mi padre. Recuerdo que, en ese mismo río, los niños jugábamos a bucear con los ojos abiertos: lanzábamos una piedra, de espaldas, nos girábamos deprisa, tan deprisa que la piedra, a veces, aún no se había hundio y la veíamos descender, como ingrávida, venciendo la resistencia del agua y dejando tras de sí un reguero de burbujas. Se depositaba silenciosamente en el lecho de “La poza”. El sol iluminaba la escena, la refracción de sus rayos atravesando el agua… qué belleza!!!! Qué bonita imagen para morir ahogado. Al fin y al cabo, mintió quien dijo “somos polvo”, ¡claro que algo de polvo tenemos! pero en un 78% somos agua, por eso todo lo que no sea dejarse fluir es ir contranatura. Y así, fluyendo con mi destino, moriría dulcemente ahogado entre haces de luz.

T. M.