domingo, 16 de febrero de 2014

Entrevista capotiana a Leo Zelada

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Leo Zelada.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una playa en el mediterráneo.
¿Prefiere los animales a la gente?
¿Ambos son animales no? Uno aparentemente sin conciencia y otro con el supuesto poder de la razón.  Aunque dudo mucho de estás dos afirmaciones.
¿Es usted cruel?
No.
¿Tiene muchos amigos?
Pocos amigos en la vida real y 3080 en Facebook.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Trasparencia, lealtad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Mucho, por eso ahora tengo pocos pero confiables.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo, peregrinando al cine, caminando por el centro,  escuchando música.
¿Qué le da más miedo?
El no tener a veces miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Más que escandalizarme algo, me parece obsceno la indiferencia de la gente ante el dolor ajeno.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser director de cine.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Juego al ajedrez, el deporte que más ejercicio y desgaste físico me provoca.
¿Sabe cocinar?
Soy un especialista en hacer todo tipo de  huevos estrellados.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Cervantes, me parece aparte de un gran escritor, un personaje increíble.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Utopía.
¿Y la más peligrosa?
Censura.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
A Rubén Grajeda, pero luego me di cuenta que era un buen chico.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Soy librepensador.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cantante de rock. Aunque una vez lo fui en Los Ángeles y cumplí mi sueño.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El sincericidio.
¿Y sus virtudes?
A través de la poesía, transformar el dolor en belleza.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Creo que no contemplaría el pasado, sino la imagen de lo que está a mí alrededor en ese singular momento.

T. M.