lunes, 19 de mayo de 2014

Entrevista capotiana a Carlos Huerga

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Carlos Huerga.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
¿Vivir en un solo lugar?... Difícil elección. Tal vez en mi cabeza, porque podría viajar al pasado y al futuro siempre que quisiera. Elegir momentos e historias... sería como no estar encerrado.
¿Prefiere los animales a la gente?
Depende de la situación. Si estuviera en una isla desierta, elegiría a las personas, pero en determinados momentos prefiero a los animales. Los animales suelen ser transparentes, no como las personas.
¿Es usted cruel?
Creo que no, a pesar de que en algún momento lo haya podido ser.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo algunos, y eso es mucho, al menos, es más de lo que pensaba hace unos años. 
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Aceptación mutua, complicidad, comprensión, saber que puedo contar con ellos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Pocas veces, si bien depende de mis expectativas. Y esto tiene que ver con la aceptación.
¿Es usted una persona sincera? 
Intento serlo. Lo que pasa es que no siempre es fácil, por miedo a herir  a la otra persona, al qué dirán. Y esto me supone un pequeño conflicto. En todo caso, intento ser sincero conmigo mismo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Perdiendo el tiempo. Y cuando me canso: escuchando música, leyendo, viendo cine, series, saliendo con amigos, estando con la familia, charlando... 
¿Qué le da más miedo?
El miedo.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La corrupción. Es algo terrible. Lo mismo que el cinismo y la manipulación. Y todavía me escandaliza más la gente que lo acepta.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Siempre he querido ser músico de rock. Pero eso es muy creativo... Me resultaría difícil no llevar una vida creativa. Tampoco me habría importado ser skater, o alpinista; en todo caso, practicar algún deporte extremo. Me parece que es una manera de vivir la vida con mucha intensidad, de acercarse a mi idea de libertad.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Bicicleta de montaña, senderismo, baloncesto.
¿Sabe cocinar?
Sí. Creo que me defiendo.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Hay tantos... Posiblemente a Arthur Rimbaud. Siempre me ha sorprendido su genialidad, sus provocaciones, su silencio y posterior desaparición para Occidente. Pero hay muchos otros: Virginia Woolf, una grandísima escritora y una mujer muy adelantada a su tiempo; J.D. Salinger, un narrador con un talento enorme y especial, que también decidió –como Rimbaud– romper con todo; Lou Reed, un gran compositor y un experimentador en muchos sentidos... Por otra parte,  también creo que hay muchas personas “anónimas” cuyas vidas serían fascinantes.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Vida.
¿Y la más peligrosa?
Democracia.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Hoy en día esto es muy cuestionable, y no me gustan las etiquetas, que además están muy desgastadas. Pero para entendernos, soy de izquierdas, sin que me sienta identificado con ningún partido. No creo en la política tal y como la conocemos.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Un águila o un halcón. O un monje budista.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Perder el tiempo, dispersarme.
¿Y sus virtudes?
Escuchar. O eso me gustaría.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No puedo saberlo, pero lo que sí sé es lo que me gustaría ver: imágenes de mi infancia, montando en bici, jugando en la calle, viviendo el momento presente, disfrutando de la vida.

T. M.