domingo, 22 de junio de 2014

Entrevista capotiana a Rosa Amor del Olmo


En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Rosa Amor del Olmo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Supongo que en cualquier Templo de los que me gustan. Soy un poco monje.
¿Prefiere los animales a la gente?
Pues últimamente y se ve que con la edad...ya me va tocando preferir a los animales.
¿Es usted cruel?
Creo que con nadie lo he sido, aunque rima con fiel. Si acaso conmigo misma.
¿Tiene muchos amigos?
Los suficientes y prefiero no ponerlos a prueba.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Discreción y respeto, supongo que son elementos que yo sí doy.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Claro, supongo que como yo a ellos, por eso lo son, porque la amistad crece con la iniquidad, el horror de la vida cotidiana...las pruebas.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, a veces en exceso...ni un pelo en la lengua.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No tengo, pero si tengo ratos o algún día, entonces o hago Nada, o de hacer cosas...pues vanas que me entretengan y no me hagan pensar...más, que luego tengo grandes dolores de cabeza. Ver pelis absurdas, nada de lectura, mirar, escuchar, ver la naturaleza (aunque suene cursi) o mirar al techo, uno que no sea blanco por favor, sino, es como una página o folio en blanco y me vuelvo majara.
¿Qué le da más miedo?
En general no soy miedosa y temo sólo a lo que hay que temer. Pero por poner un ejemplo campestre, me asusta cuando las personas, el ser humano, pierden su control y no son conscientes de sus errores, no sienten, no padecen. Eso es tremendo porque todo lo destruye.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Pues que las personas hagan ruiditos cuando comen, mastican, beben...etcétera.  El horror absoluto es cuando alguien habla y come al mismo tiempo, ¡puf!Me pongo mala y me dan como nervios extras, eso me escandaliza.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Pintar, esculpir o Músico, algo de eso hacemos aunque muy mal, bueno, lo hacemos, pero fatal.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No, no, por favor. Me gusta andar pero no lo hago para “hacer ejercicio físico”, para mí es imposible entrar en ese nivel de la sociedad que se obsesiona con su cuerpo y demás. Odio la “ropa de deporte” me veo fatal en ella, no soy yo. Cuando camino, lo hago porque me gusta y me da la gana.
¿Sabe cocinar?
Muy bien, dicen.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Isidora Rufete de La desheredada de Pérez Galdós.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
La paciencia y el tiempo.
¿Y la más peligrosa?
La ausencia de perdón.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí, hay algunos prototipos que son suceptibles de muerte; los que hacen ruiditos cuando no toca: silvar desafinado en el patio de la comunidad, cantar mal,  las mujeres con risas escandalosas, la gente que hace ruido en general (pitadas, gritos...). Identifico cualquier cosa por el olor, por eso, el de la fritanga me remueve a matar.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Si es tendencia...entonces no es nada, se debe tener una mentalidad, algo de compromiso. La política aunque sea solo un ideal (a estas alturas no puede ser ya otra cosa) se siente como una religión. El anarconsindicalismo es una buena cosa incluso en gramática generativa. Debo de tener mucho en común con Mijaíl Bakunin porque sigo sin curro aparente como él, veo que pasan los años y sin embargo sobrevivo.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Hay otras cosas que se puede intentar ser y uno puede llegar incluso a creer que lo es, aunque ni por asomo se sea: escritor, músico, periodista, bombero, corredor...Pondré dos ejemplos de lo que podría ser y/o me gustaría ser, uno, de algo que si te empeñas lo consigues: me gustaría ser una atleta de esas que corren y corren sin parar; otro, una cirujano de esas que salva a media humanidad y no falla ni una. Esta última, es más bien imposible porque se requieren años de estudio, sudores y de práctica, como suele suceder con los escritores, músicos, periodistas...Hay varios niveles de hacer las cosas, cada quien elige el que quiere, pero detesto el intrusismo.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Los berberechos de lata, comprar zapatos de rebajas, obtener buenos libros a bajo precio, comprar comida como para un regimiento, quedarme (robarlo) con cada boli o lápiz que veo de forma “inconsciente”...hay más.
¿Y sus virtudes?
La fuerza y aparente seguridad para los demás (claro).
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
El folio blanco para seguir.

T. M.