domingo, 14 de septiembre de 2014

Entrevista capotiana a Susana Camps Perarnau

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Susana Camps Perarnau.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Ya vivo en un solo lugar, sin poder salir jamás de él: vivo dentro de mí, con todas mis limitaciones. Si pudiera elegir otra cosa, creo que elegiría la transmigración. No una sino varias, claro. Me gustaría saber cómo se vive en otras mentes.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, desde luego que no. Me interesan mucho las personas. Todas.
¿Es usted cruel?
Aunque sé cabrearme mucho y muy bien, para qué negarlo, siempre he tenido un freno interno.
¿Tiene muchos amigos?
Tenemos las amistades que nos merecemos, tanto en número como en calidad. Yo trabajo más el segundo concepto, y tengo la suerte de tener amistades de oro puro; aunque últimamente y de manera casi accidental se me ha incrementado el primero. 
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
La sinceridad y la confianza. Y si además compartimos temperamento, la gozada es absoluta.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los de oro puro, nunca.
¿Es usted una persona sincera? 
Eso me dicen.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Me gusta escribir y viajar con mis hijos. Son las dos cosas que me gustaría estar haciendo siempre.
¿Qué le da más miedo?
La enfermedad y la muerte de mis seres queridos.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El grado de indecencia que corrompe al ser humano actualmente. En primer lugar entre los que deberían dar ejemplo porque tienen responsabilidades sociales; pero también entre la gente a pie de calle, algo que se aprecia todos los días, a cualquier nivel. Se intenta abusar del desinformado, del anciano, del enfermo, etc. etc.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Empeñarme en ser rentable. Y estoy segura de que me habría ido mejor.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Actualmente no.
¿Sabe cocinar?
Ni sé ni me interesa, y tengo remordimientos porque es importante como forma de cuidarnos y cuidar a los demás.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A un niño muy pobre que conocí en un viaje. No se me ha olvidado jamás lo que me pidió, ni su mirada cuando le respondí.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Toma.
¿Y la más peligrosa?
Merezco.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Huy sí. Imposible hacer la lista entera.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En abstracto, la esperanza en ese “nuevo paradigma” postcapitalista del que tanto se habla. En concreto, la decepción y el aborrecimiento de cualquier bicho político. Ni siquiera creo ya en las excepciones, todos se sirven del arriba y abajo a la hora de medrar.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Líder espiritual, aunque no por conducir sino por saber.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No estoy capacitada para autoanalizarme.
¿Y sus virtudes?
No estoy capacitada para autoanalizarme.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
La de todos los seres queridos a los que no he expresado suficientemente mis sentimientos. Es bastante tópico, pero la mera idea me conmueve.

T. M.