jueves, 30 de octubre de 2014

Entrevista capotiana a Enric Pardo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Enric Pardo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Benicàssim en vacaciones de verano. Con los míos. A ellos igual les parecería un coñazo, pero que se jodan.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Amo a los animales. Pero amo más a la gente. Es más creo en la gente. Si alguien quiere conseguir algo y tiene dos alternativas para conseguirlo: pegar un tiro o dar un beso, la inmensa mayoría prefiere dar un beso.
¿Es usted cruel?
Sí. Lo he sido. Trato de no serlo, pero hay veces que el mundo es un lugar muy complicado.
¿Tiene muchos amigos?
Sí. Y muy buenos. Soy un tipo afortunado. Me siento muy querido por mis amigos. La amistad es una de las cosas buenas que tiene la vida y una gran tragedia cuando se pierde.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Inteligencia, sentido del humor, fidelidad, buen gusto, buen beber, disponibilidad, puntualidad, creatividad, y que paguen las cervezas.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí, algunas veces y yo a ellos. Es parte del trato. It’s not a big deal.
¿Es usted una persona sincera? 
No. Me dedico a la mentira. Lo que pasa es que soy un mentiroso profesional. Me pagan por contar historias de ficción. Trato de no hacer horas extras en mi vida personal.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Compartir mi vida con la gente a la que quiero: amigos de verdad y amigos de ficción (series, cine, libros, comics).
¿Qué le da más miedo?
La muerte, el dolor, la pérdida. Que ella no se dé cuenta de que soy el hombre de su vida.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
No me escandaliza nada. Me indignan muchas cosas, eso sí.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Ser profesor. Que ya lo soy. Y que también es muy creativo. Pero seguramente me dedicaría sólo a eso.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Trato de ir al gimnasio tres veces por semana. Sobre todo ejercicio cardiovascular para estar en forma: elíptica, cinta de correr, steps, remo, natación y bicicleta. No hago nada de pesas. Sólo quiero sentirme bien y no volver a ser un niño gordo.
¿Sabe cocinar?
Sé escoger restaurantes. El que sabe cocinar de verdad es mi hermano.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Quique, mi abuelo. Un personaje completamente inolvidable. Un ser especial. Tocado con la varita mágica de la pasión por el ser humano. Curioso, pedagógico, cariñoso y con una ternura infinita. Es mi paradigma de buena persona. No hay día que no me acuerde de él y le echo mucho de menos. Mataría, literalmente, con tal de pasar una tarde paseando y charlando con él, poniéndonos al día.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mamá.
¿Y la más peligrosa?
Obligación.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí. Y lo he hecho, en mi imaginación. Es gratis y legal. Lo recomiendo. Ayuda a sublimar todo tipo de sentimientos negativos. La mente es maravillosa.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Liberal. Pero de los de intercambios de parejas y tríos. En serio, antes era socialdemócrata, ahora creo que me acerco cada vez más al antisistema.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Superman, o padre de familia numerosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
La adicción, soy un ser adicto, me gusta repetir con las cosas y personas que me dan placer. Hacer reír a la gente. Incapacidad de no pensar en nada. Seriéfilo compulsivo. Impaciente. Niñato. Narcisista. Ególatra. Coleccionista compulsivo. Manirroto. Delicado. Hipocondríaco y enfermizo.
¿Y sus virtudes?
Sentido del humor. Empatía. Tierno. Cariñoso. Entregado. Creativo. Amigo de sus amigos. Leal. Amante entregado.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Esta pregunta para terminar es muy puta. No quiero ahogarme. Que se joda Truman. Que se ahogue él. Yo quiero vivir mucho. He visto demasiados abismos como para no seguir respirando todos los días, durante muchos años y para eso se necesita una buena bocanada de aire fresco.

T. M.