miércoles, 28 de octubre de 2015

Entrevista capotiana a Iona Gruia

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Iona Gruia.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
No podría vivir en un solo lugar sin poder salir jamás de él. Soy un cruce de lugares.
¿Prefiere los animales a la gente?
No, prefiero la gente.
¿Es usted cruel?
No, no, detesto la crueldad.
¿Tiene muchos amigos?
Mantengo una buena, incluso excelente relación con muchas personas. Amigos cercanos tengo pocos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Es evidente que deben darse algunas afinidades, pero no busco, o al menos no de una manera consciente, determinadas cualidades, sino que a lo largo del tiempo se crean los vínculos, la cercanía, la intimidad. Ahora bien, son importantes la capacidad de ser empáticos, la coincidencia de intereses, la voluntad de dar buenos consejos y, sobre todo, la bondad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Los amigos cercanos no.
¿Es usted una persona sincera? 
En general creo que sí, aunque cuido mucho la forma de comentar las cosas. Me entra miedo al oír la frase “Voy a serte sincero (o sincera)”, a menudo una excusa para que alguien te diga todo lo malo que piensa de ti. En determinadas circunstancias es preferible la cortesía a la sinceridad.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No tengo mucho, con una hija de quince meses. Leo y escribo por trabajo y por placer.
¿Qué le da más miedo?
La crueldad.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Lo mismo, la crueldad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Siempre quise ser actriz (que supone también llevar una vida de lo más creativa y con menos soledad que la escritura).
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Voy de vez en cuando al gimnasio y varias veces me he propuesto aprender a bailar bien el tango.
¿Sabe cocinar?
Me defiendo. Pero prefiero que cocinen para mí, en mi familia hay excelentes cocineros.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Kezia Burnell, la niña que aparece en el cuento “Casa de muñecas” de Katherine Mansfield.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Hay muchas: libertad, esperanza, felicidad, todas las que impliquen también respeto al otro.
¿Y la más peligrosa?
Más que las palabras, es peligroso el uso que podamos hacer de ellas, o esgrimirlas como pretexto para un discurso autoritario.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Jamás.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
En un contexto occidental (lo preciso porque vengo del Este), me considero una persona progresista de centro izquierda.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Actriz.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Me encantan los dulces.
¿Y sus virtudes?
Creo que soy tenaz y empática, o al menos aspiro a serlo.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
No quiero ni imaginármelo.

T. M.