martes, 10 de mayo de 2016

Entrevista capotiana a Amelia Pérez de Villar

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Amelia Pérez de Villar.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Me horroriza sólo pensarlo. No existe un lugar del que yo no quisiera salir nunca.
¿Prefiere los animales a la gente?
Absolutamente no.
¿Es usted cruel?
No de obra, desde luego.
¿Tiene muchos amigos?
Tengo algunos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que estén cuando se les necesita.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Suele decepcionarme el género humano.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Leyendo.
¿Qué le da más miedo?
El fuego. La nada en todas sus formas, la destrucción que lleva a la nada, la aniquilación, el abandono.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
El abuso, en cualquiera de sus formas, de un poderoso sobre un débil.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
No me imagino una vida “no creativa”, dado que “crear” es “hacer” a fin de cuentas… Pero en ese supuesto… tendría una tienda.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Camino mucho.
¿Sabe cocinar?
No. Ni quiero saber.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Probablemente, a Gabriele d’Annunzio.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Sí”.
¿Y la más peligrosa?
“Esperanza”.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
¿Matarlo? ¡Qué horror, no! Tal vez leer su esquela en la prensa…
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Las de la Revolución Francesa, las de mis abuelos: agnósticos, republicanos y pequeños empresarios.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
No me gustaría ser otra cosa.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Comprar zapatos y revistas de moda. Me encantan.
¿Y sus virtudes?
Soy de fiar, discreta y trabajadora. Sería un mayordomo perfecto.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mis hijos de pequeños. Mi madre, de pequeña yo.

T. M.