miércoles, 3 de agosto de 2016

Entrevista capotiana a Francisco Onieva

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Francisco Onieva.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En una casa con vistas al mar –o, en su defecto, con vistas a la dehesa.
¿Prefiere los animales a la gente?
Las personas, por supuesto. Pese a la complejidad y a las contradicciones que nos conforman.
¿Es usted cruel?
No tengo esa percepción de mí, pero seguro que quienes me rodean pueden ofrecer una visión más acertada de mí.
¿Tiene muchos amigos?
Las nuevas tecnologías han devaluado la palabra “amigo”. Conocidos tengo bastantes, amigos no tantos. Los justos y necesarios.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Honestidad, fidelidad y sinceridad.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Todos podemos decepcionar en un momento determinado. La virtud del buen amigo es que, inmediatamente, se recompone.
¿Es usted una persona sincera? 
Lo intento, al menos.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Creciendo con mis hijas y con mi mujer.
¿Qué le da más miedo?
Dejar de creer que estamos aquí para ser felices.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
No suelo escandalizarme. Me indigno ante las injusticias sobre las que se construye nuestra sociedad.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Estaría encantado con limitarme a mis clases.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
De vez en cuando juego al pádel y suelo salir a correr con relativa frecuencia. De hecho, de las cosas que me siento más orgulloso es de haber corrido cuatro medias maratones.
¿Sabe cocinar?
No lo hago mal.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Gandhi.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Camino.
¿Y la más peligrosa?
Fundamentalismo.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
En alguna ocasión se me ha pasado por la cabeza, pero siempre he acudido al papel como forma de acabar con alguien, incluso, conmigo mismo.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
No creo en las siglas. Creo en el compromiso con los demás seres humanos y en la justicia social.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Cantante de rock.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Las personas que conviven conmigo los descubren inmediatamente.
¿Y sus virtudes?
La transparencia, la capacidad de trabajo y el compromiso.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de mis dos hijas.

T. M.