martes, 20 de junio de 2017

Entrevista capotiana a Tina Escaja

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Tina Escaja.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Difícil pregunta a mi nomádica persona. Acaso Nueva York, donde se concentran muchos lugares, y así puedo mantener mi cadencia aleatoria.
¿Prefiere los animales a la gente?
Los animales son gente y al revés, ¿no? Yo tuve gatos, callejeros todos, de niña, y mantenía yo esa ambigüedad entre el dolor y el hechizo cuando decidían hundirme sus uñas para acomodarse en mi cama. Alto precio. La gente es buena, a veces, también, y sirven similar objetivo. Según el momento y día, se entiende.
¿Es usted cruel?
Depende.
¿Tiene muchos amigos?
Sí, creo yo, pero soy algo misántropa. Me inquieta salir de mí.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
El cariño.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, pero lo dicho, mi amistad se mantiene en una esfera grata pero externa.
¿Es usted una persona sincera? 
Por lo general, creo que sí.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Yo vivo atada a los ejercicios varios de mi tiempo y pasiones. No sabría responder.
¿Qué le da más miedo?
La institucionalización de la misoginia. Me aterroriza por su posibilidad y, de hecho, su ejercicio. Y lo que implica, claro, de consentimiento.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La arrogancia de los que ejercen el poder, y su indiferencia ante la crueldad que ejercen, muchas veces, sin consciencia de tal.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Yo estaba destinada, parece, a vender productos varios en un mercado catalán. Pocas opciones más o ninguna. Pero me habría resistido igual. Habría ejercido de escritora impostora, imagino, o seguro.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No. pero bailo, aunque menos de lo que me gustaría.
¿Sabe cocinar?
Sí.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A alguna de las muchas desconocidas líderes en las ciencias, en el arte, en la política. Tendría que indagar más.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Saudade.
¿Y la más peligrosa?
Freedom.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No. Pero hay energúmenos cuya presencia pone en peligro la vida y dignidad de muchos. Aplaudiría al osado u osada que nos hiciera el favor…
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
De lo que llaman “de izquierdas,”  pero me inquietan las etiquetas.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Puercoespín. Soy solitaria por principio, pero vulnerable. Necesito defensas.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No conozco la diferencia entre vicios y virtudes. Trabajar, escribir, inventar cosas.
¿Y sus virtudes?
Ah, vale. No vi esta pregunta. Véase lo anterior.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mis hijas en todo ese proceso de nacer, crecer, sorprenderse, amar, felices, tristes, esperanzadas, perplejas, expectantes, todo.

T. M.