sábado, 15 de julio de 2017

Entrevista capotiana a Pedro Feijoo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Pedro Feijoo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Pues, de entre todas, la más cómoda de las cárceles, supongo...
¿Prefiere los animales a la gente?
Me quedo con la gente, y así ya tengo un poco de todo.
¿Es usted cruel?
Mucho más de lo que me gustaría admitir.
¿Tiene muchos amigos?
No y, desde luego, sobre los que tengo tampoco estoy muy seguro de merecerlos...
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Teniendo en cuenta que esos pocos amigos lo son de un indeseable como yo, tenerlos ya me parece excesiva fortuna como para encima venirles con exigencias...
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Sí. (Ya he dicho que soy un indeseable...).
¿Es usted una persona sincera? 
A veces.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No sé hacerlo. Y ahora es una de esas veces en las que sí estoy siendo sincero.
¿Qué le da más miedo?
De un tiempo a esta parte, todo me da miedo. El matiz está en si es un miedo llevadero, angustioso, o atroz.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Curiosa y extrañamente, ya (casi) nada me escandaliza. Estoy tan desencantado de (casi) todo, que me espero (casi) cualquier cosa de (casi) cualquiera.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Con el debido respeto... ¿de verdad se puede hacer eso de “decidir ser escritor”? Es que, de ser así, y ya puestos, yo preferiría escoger otras opciones, como, por ejemplo, “decidir ser el tipo que va a acabar con el cáncer”.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No.
¿Sabe cocinar?
Con bastantes limitaciones.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A Jesucristo, para que se dieran cuenta cuanto antes de que soy un impostor.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
“Aspereza”. Nada más le falta la N para estar completamente llena...
¿Y la más peligrosa?
Pues no tengo mucha idea, pero diría que lo más peligroso viene siempre cuando ya no hay lugar para las palabras.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Sí.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Milito fervientemente en el “desencantismo”, ala radical.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Mi sobrina, que siempre tiene respuestas ocurrentes para este tipo de cuestiones.
¿Cuáles son sus vicios principales?
Hasta hace pocos años, diría que los tenía todos. Ahora mataría por recuperar el deseo de alguno de ellos...
¿Y sus virtudes?
¡¡¡Ja ja ja!!! Venga ya, no me haga reír...
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mientras lo que me pasase por la cabeza fueran imágenes, y no la hélice del barco que viniera a salvarme, todas me parecerían estupendas.

T. M.