viernes, 8 de septiembre de 2017

Entrevista capotiana a Jorge Moreno

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Jorge Moreno.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
En cualquiera que tuviera vistas al mar.
¿Prefiere los animales a la gente?
No. Nada. En absoluto. No soy mucho de animales.
¿Es usted cruel?
Creo que no. A veces me gustaría serlo, pero no me sale.
¿Tiene muchos amigos?
A ver… Espera que los cuente… Un momento… Ya casi… No quisiera dejarme a ninguno… Ya está: uno o dos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Que no molesten.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No, que va. Ninguno suele molestar.
¿Es usted una persona sincera? 
Claro que no, ya he dicho que no soy cruel.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Estar con mis hijos y escribir. Por ese orden.
¿Qué le da más miedo?
Las cosas contra las que no se pueda luchar.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
Que haya gente que no se escandalice.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Pues no lo tengo claro, quizá tener un perro, dos gatos, un jilguero y muchos amigos.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
No. Me aterra la idea de que algún día descubran que el ejercicio físico es malo para la salud y haya estado matándome a mí mismo a lo tonto.
¿Sabe cocinar?
Sí. Está mal que yo lo diga, pero se me da bastante bien. A las pruebas me remito: cero víctimas en 44 años.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A mi padre, por supuesto.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Mañana.
¿Y la más peligrosa?
Piensa.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Era una forma de hablar, lo juro.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Las de este partido, ¿cómo se llama? Sí este que no miente nunca y se preocupa por la gente, más que por hacer todo lo posible por que les voten. Sí, hombre. Qué rabia, no recuerdo el nombre.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Invisible.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El chocolate y los helados.
¿Y sus virtudes?
Sigo soñando que algún día seré invisible.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Bueno, al menos no moriré de sed.

T. M.