lunes, 18 de septiembre de 2017

Entrevista capotiana a José A. Ramírez Lozano

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la «entrevista capotiana» con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de José A. Ramírez Lozano.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría? 
Sevilla.
¿Prefiere los animales a la gente?
A la gente.
¿Es usted cruel?
Con los insectos.
¿Tiene muchos amigos?
Seis o siete; los de más son solo migos.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
Alegres, positivos, creativos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
No.
¿Es usted una persona sincera? 
Sí, a mi costa.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
Escribiendo o charlando.
¿Qué le da más miedo?
El dolor.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La estupidez.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Biólogo.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Caminar y darle a la lengua.
¿Sabe cocinar?
Sí, pero el tiempo de la cocina no me interesa.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
Álvaro Cunqueiro.
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Fortuna.
¿Y la más peligrosa?
Aguarrás.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
No.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Liberales.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Una silla, para estar siempre sentado.
¿Cuáles son sus vicios principales?
El erotismo y la parranda.
¿Y sus virtudes?
La constancia capricornia y la confianza.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Las de mis hijos; sobre todo los que no tuve, que estarían tirándome de los pies.
T. M.