martes, 3 de octubre de 2017

Entrevista capotiana a Heberto de Sysmo

En 1972, Truman Capote publicó un original texto que venía a ser la autobiografía que nunca escribió. Lo tituló «Autorretrato» (en Los perros ladran, Anagrama, 1999), y en él se entrevistaba a sí mismo con astucia y brillantez. Aquellas preguntas que sirvieron para proclamar sus frustraciones, deseos y costumbres, ahora, extraídas en su mayor parte, forman la siguiente «entrevista capotiana», con la que conoceremos la otra cara, la de la vida, de Heberto de Sysmo.

Si tuviera que vivir en un solo lugar, sin poder salir jamás de él, ¿cuál elegiría?
Una respuesta borgiana sería, una biblioteca. Pero habría más sensatez en la respuesta si incluyese cualquier lugar en el que uno se sienta amado.
¿Prefiere los animales a la gente?
En demasiadas ocasiones. Parece que sus silenciosas lecciones de amor no le son suficientes al ser humano.
¿Es usted cruel?
Nunca me lo he preguntado. Supongo que en un mundo como este, sin algo de crueldad y mentira nadie llega muy lejos. La sociedad instruye en la crueldad, lo cual no implica que cada uno no se esfuerce por combatirla.
¿Tiene muchos amigos?
Creo que nadie los tiene. La palabra «amigo» es muy grande.
¿Qué cualidades busca en sus amigos?
No solo en los amigos, la aspiración es rodearse de personas nobles y honestas con las que disfrutar y sufrir, aprender y compartir esa alternancia entre el dolor y la felicidad que es la vida. No podemos exigir más de lo que damos.
¿Suelen decepcionarle sus amigos?
Supongo que si así fuera, sería en la misma medida que yo a ellos. Los amigos de verdad no decepcionan o no deberían hacerlo.
¿Es usted una persona sincera? 
Trato de serlo la mayor parte del tiempo. La mentira es adictiva, y lo peor, procura trofeos. Desenvolverse en un mundo lleno de mentirosos, sin mentir, es todo un reto. Lo mejor es aprender a no ser sincero cuando convenga, pero eso para el profano conlleva un proceso largo.
¿Cómo prefiere ocupar su tiempo libre?
No tengo tiempo libre. Pienso y escribo a tiempo completo. En mis ratos libres, trabajo.
¿Qué le da más miedo?
De pequeño, la oscuridad de mi habitación. Ahora, la oscuridad del corazón de mis semejantes.
¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?
La indiferencia ante las injusticias.
Si no hubiera decidido ser escritor, llevar una vida creativa, ¿qué habría hecho?
Habría inventado la manera de serlo. No concibo la vida de otra forma. Soy de esos que si no escribiesen se volverían locos.
¿Practica algún tipo de ejercicio físico?
Sí. Uno muy recomendable. Diez re-flexiones al día.
¿Sabe cocinar?
Tengo mucho que aprender pero me gusta. No sé si es porque después de cocinar uno se come lo cocinado o por la satisfacción de explorar creativamente otros ámbitos.
Si el Reader’s Digest le encargara escribir uno de esos artículos sobre «un personaje inolvidable», ¿a quién elegiría?
A muchos: Johannes Kepler, Hugo Von Hoffmansthal, Marie Curie, Mary Shelley, Roman Jakobson, Clarice Lispector…
¿Cuál es, en cualquier idioma, la palabra más llena de esperanza?
Educación.
¿Y la más peligrosa?
Política.
¿Alguna vez ha querido matar a alguien?
Los seres humanos somos animales instintivos y emocionales. La idea de suicidio la ha tenido todo el mundo, al menos, una vez en la vida. Lo mismo ocurre con el odio o los actos reflejos como mecanismo de defensa. Por suerte, no he sentido esa necesidad, de momento.
¿Cuáles son sus tendencias políticas?
Desencantado. Ningún partido político me representa. No soy apolítico porque pienso que se puede hacer política para la paz y prosperidad de los pueblos, algo de lo que estamos muy lejos a nivel mundial.
Si pudiera ser otra cosa, ¿qué le gustaría ser?
Astrofísico. El universo y sus misterios me cautivan.
¿Cuáles son sus vicios principales?
No fumo, no bebo ni me drogo. Leer y escribir son pulsiones adictivas constantes. Si tuviese tiempo elegiría tener algún otro vicio sano.
¿Y sus virtudes?
Generoso y trabajador.
Imagine que se está ahogando. ¿Qué imágenes, dentro del esquema clásico, le pasarían por la cabeza?
Mi madre, mi pareja y mis gatos.  Momentos de felicidad ya vividos: graduación, primer premio, fiestas familiares, y ojalá que otros muchos que me quedan por vivir.

T. M.